ASPECTO Y DESCRIPCION
El árbol del pomelo (Citrus × paradisi), a veces llamado pomelero o toronjo, es un árbol de
la familia de las rutáceas, cultivado por su fruta que es el pomelo. Es un híbrido, probablemente
producido de manera espontánea en las plantaciones del mar Caribe alrededor del siglo XVII.
En el breve período desde su descubrimiento ha ganado sin embargo gran favor y se consume
fresca, cocida o en zumos y otras preparaciones, y es un cultivo importante en varios estados
de Estados Unidos, en Sudamérica (Argentina , Uruguay , Paraguay ) e Israel.
El nombre «pomelo» proviene del idioma tamil (hablado en el sur de la India),
Es un árbol perennifolio, de 5 a 6 m de altura, con la copa redondeada, el ramaje poco denso y
el fuste ancho, alcanzando varios pies de diámetro; las ramas jóvenes presentan espinas cortas y
flexibles en las axilas foliares. Las hojas son simples, alternas, ovadas, finamente dentadas, de
entre 7 y 15 cm de largo, de superficie coriácea y color verde oscuro por el haz, ubicadas al cabo
de pecíolos cortos y alados. Produce flores hermafroditas, fragantes, tetrámeras, blancas o
purpúreas, formando racimos pequeños terminales o solitarias.
El fruto es un hesperidio globoso o apenas piriforme, de hasta 15 cm de diámetro. Está recubierto
de una cáscara gruesa, carnosa, despegada del endocarpo, de color amarillo o rosáceo,
con glándulas oleosas pequeñas y muy aromáticas, rugosa. Tiene 11 a 14 carpelos, firmes, muy
jugosos, dulces o ácidos según la variedad, separados por paredes membranosas de característico
sabor amargo que contienen pulpa de color que va del amarillo pálido al rojo muy intenso. Las
semillas son escasas, de hasta 1,25 cm de largo, normalmente poliembriónicas, lisas, elípticas o
apicadas, blancas por dentro.
El pomelo prefiere un clima subtropical; aunque crece en temperaturas más reducidas, el ciclo
madurativo de la fruta se prolonga hasta el doble (13 meses frente a los 7 que requiere en las
regiones próximas al trópico) y adquiere una cáscara más gruesa y mayor acidez. La humedad
también influye; la pluviosidad óptima ronda los 1000 mm anuales, distribuidos regularmente a lo
largo del año.
El árbol es neutrófilo, aunque tolera bastante bien las condiciones del suelo; en caso de injertarse
sobre la base de otro cítrico, serán las propiedades de éste las que determinen el suelo ideal. Una
salinidad elevada perjudica la producción de fruta al reducir el volumen de agua capturado por la
planta. El exceso de nitrógeno o el exceso de cobre o zinc son también perniciosos.
Las plantaciones comerciales raras veces se producen de semillas; en caso de hacerlo, los medios y
diseños empleados son similares a los utilizados para la naranja. El cultivo se realiza a comienzos
de otoño hasta casi el comienzo del invierno; la cosecha tardía incrementa la dulzura de la fruta,
aunque prolonga el ciclo de fructificación para el año siguiente. La recolección se realiza mecánica
o manualmente, prefiriéndose este último sistema para evitar daños en la delicada cáscara. Se
emplea una versión modificada de la vara utilizada para el olivo. |